Gutiérrez y el infinito en la palma de la mano

En la ciudad desierta

Gutiérrez consulta su Instagram.

 

Y ve a una amiga en la playa

Y gambas de largos bigotes dominando una paella

Y cuerpos que bailan en el blanco y negro de la noche de Burdeos

Y una ola que se enrosca sobre si misma en un mar de espuma

Y capirotes puntiagudos en procesión.

Y una montaña todavía nevada

 

Parece que todo el mundo se fue de vacaciones.

 

Y Gutiérrez cierra los ojos.

Se concentra.

Respira.

Medita.

 

Y entonces Gutiérrez

es capaz,

de ver el mundo en un grano de arena,

y en cada flor silvestre un paraíso.

Vivir la eternidad en una hora,

Y sostener en la palma el infinito

Gutiérrez y Pepita

Déjate flotar,

decía ella,

y lo transportaba en sus fantasías de colores.

 

Te entregaré el mundo,

decía él,

e imaginaba para ella galaxias de naranjas planetas.

 

Y la ciudad,

trepidante,

detenía su ritmo para observar,

cautivada,

a aquellos dos chicos de la calle del doctor Fourquet.

 

 

Pero hay amores que matan,

y este no podía ser,

pues Gutiérrez era un bala perdida,

y Pepita is Dead.

NoPhoto, J y el origen de Gutiérrez

Hoy hace casí 10 años, en unos billares en una calle perpendicular a la Gran Vía, Madrid, empezó todo.

Era una opción. Una entre otras. Una oportunidad de un minuto. Sin embargo, J supo ver en Gutiérrez lo que yo mismo no había visto.

Ahí había un proyectil. Un personaje para historias de 1 minuto. Un “héroe” sin imágenes ni música, en un mundo audiovisual. Una alternativa, que aparecería una vez al mes.

 

Los billares cerraron hace años.

Las proyecciones, en aquel formato, también dejaron de celebrarse.

J hace fotos, pero también hace muchas otras cosas.

NoPhoto existe, y tiene potencial infinito ( www.nophoto.org ).

Gutiérrez ha vuelto.