Roberto Saviano – sobre el sacrificio

 ¿ Habrá merecido la pena?.

Leo que Roberto Saviano ha escrito esto en su último libro “CeroCeroCero ”(Anagrama, traducción de Mario Costa García).

Lo has sacrificado todo no sólo para comprender, sino para mostrar, para señalar, para describir el abismo. ¿Merecía la pena? No. Nunca merece la pena renunciar a cualquier camino que lleve a la felicidad. Aunque sea pequeña. Nunca merece la pena, aunque creas que el sacrificio se verá recompensado por la historia, por la ética, por las miradas de aprobación. Yo no quería sacrificio, yo no quería recompensa. Quería entender, escribir, relatar. Para todos. Ir puerta por puerta, casa por casa, de noche y de mañana a compartir estas historias, a mostrar estas heridas. Orgulloso de haber elegido el tono y las palabras justas. Eso quería. Pero la herida de estas historias me ha engullido.“ 

El párrafo, en su composición, muestra belleza simétrica, y horror inexorable.

En el centro, alrededor de lo que pivota el resto ”Nunca merece la pena, aunque creas que el sacrificio se verá recompensado por la historia, por la ética, por las miradas de aprobación.”

Felicidad frente a reconocimiento. Sacrificio frente a recompensa.

Recompensa, ¿de quien?. De los otros, a través de su mirada. De la Historia, que consigue que venzas al tiempo ingresando con letras mayúsculas. De lo bueno, con el reconocimiento Ético. De su tiempo, en la mirada de los otros.

Y la sensación de que existe una retribución. Que el mundo, y la vida entre hombre es lógica. Que es justa. Que los deseos son alcanzables. Que es buena. Que es atemporal.

Y la imaginación, que alentada por la idea de esa retribución, dibuja escenas de fama, de épica, de reconocimiento.

          Como aparecerás en los libros.

         La entrega de un premio.

         Alguíen que se acerca a darte la enhorabuena, a comentarte como el libro de ha abierto los ojos, le ha cambiado la vida, le ha dado coraje.

          Una entrevista en televisión.

         La envidia apreciativa de otro escritor.

¿Merecía la pena?”. No. Nunca merece la pena renunciar a cualquier camino que lleve a la felicidad.

Y por el camino, escribir libros, por si mismo, ya no es para él felicidad. Escribir aquel libro es la causa de que acabara en todo eso. Pero a lo mejor ya no es felicidad, sino un intento de dar un sentido a lo que ha hecho. Es intentar mirar hacia atrás buscando enhebrar una realidad que ya no le pertenece, que ya no depende de él, en un relato que otorgue sentido.

Quería entender, escribir, relatar. Para todos.”

Y ahora condenado a intentar entender, escribir, relatar, pero para si mismo.

Y lo que antes era imaginación, ahora es autismo. Escribir sin poder sentir las reacciones de lo que escribes. Teniendo que esconderse, acosado, cambiando de sitio. Sin posibilidad de sentir el reconocimiento, de evaluar que lo que has hecho es bueno, sin poder saber si el tono y las palabras son justas. Sin poder contar con la mirada y el contacto de los otros. Escribiendo para un mundo que no te puede responder. 

Por una idea. Por una imagen. Por pensar que había un reconocimiento que pondría todo en su sitio.

Pero la herida de estas historias me ha engullido.