La poesía y la lógica viven en sitios diferentes.

Desde hace tiempo sigo el blog de Nicholas Carr, que me parece que tiene cosas muy interesantes, estimulada por una mirada capaz de ver cosas que están ahí pero no se ven, y que casi siempre te hacen pensar.

http://www.roughtype.com/

El otro día leí esto, que me resultó muy estimulante.

http://www.roughtype.com/?p=4967

En este caso surge de una referencia a una crítica de un libro. Es decir, triple salto.

Pero de repente ahí está.

Corto y pego una parte.

“Poetry and logic live in different places, after all”

“We already filter experience through software — Facebook and Google offer us views of the world that we can manipulate, but which also, in turn, manipulate us.”

Y es que le veo mucha actualidad a la referencia a facebook y google, y en general elementos que conjugan internet y redes sociales como “constructoras” de sentido y de realidad. Y es que ciertamente la capacidad de estos elementos, su rapidez, su capacidad de convertirse en virales, en masivos, en trending topics, es increíble. Y de un tiempo a esta parte tengo la sensación que por medio de estar herramientas, estamos empezando a entender como la realidad lo que surge de estos medios.

El entender el mapa como el territorio.

El medio no es el mensaje, sino el medio, como la realidad.

Y claro, hay cosas que son buenas. Y muchas que no lo son. Pero se pierde la referencia. Se cambia la capacidad de pensar, y razonar, y tener una opinión propia, por tener una opinión, o tomar la opinión de alguien, respaldada por muchos, como lo que es bueno.

Los antiguos decían que bueno era lo que se soportaba por si mismo. En mucha de estas cosas soportadas por la red, me parece que tendrían razón los antiguos y no serían buenas.

Pero el efecto está ahí.

La experiencia se filtra por medio de Facebook, y Google, y whatsapp, y wikipedia. Y esa experiencia filtrada nos afecta, nos modifica.

La poesía y la lógica viven en sitios diferentes.

Y que resulta en pares contrapuestos.

Lo analógico y lo digital.

Lo claro y lo oscuro.

Lo concreto y lo difuso.

La media, y el residuo.

Lo continuo, y lo oscilante.

La belleza puede empezar a encontrarse en aquello que no está pixelado, que no es cero/uno. La belleza puede estar empezando a estar en lo sobrante, en lo difuso, en la sombra.

Y como diría Calvino,

el infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquél que existe  ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio.

 

Pues eso.